jueves, 6 de abril de 2017

Sobre un debut





En el primer volumen de cuentos de John Manuel Silva, Afrodita C. A. y otras empresas fracasadas (Caracas, Editorial Ígneo, 2014), se ensayan varias estrategias narrativas (realismo, ciencia-ficción, intimismo) con el fin de presentar diversas concreciones de la soledad y el desencanto. No obstante que el título incluye la posible clave de acceso (el término “fracaso”), la lectura del conjunto pudiera evidenciar falta de poiesis en virtud de que el orden de los textos y los argumentos desarrollados revelan una disposición atrabiliaria. Esto es, no leemos un proyecto concebido de manera orgánica, sino que recorremos un compendio dispuesto sobre la base de un tema general (la derrota) y quizá por ello tenue y delicuescente.

Compárense, por ejemplo, las piezas “Los discos de mi padre” y “Afrodita C. A.”, el primero construido bajo crudos parámetros realistas; el segundo adscrito a la fantasía científica. Ambos materializan el tema del amor, pero en registros tan contrarios que reducen el impacto de una tentativa metáfora global. Estos trabajos fueron reconocidos en dos importantes certámenes, circunstancia acaso decisiva para incorporarlos en la muestra. Se me dirá que sobran los casos de libros organizados de forma caprichosa; con todo, esas volubilidades son típicas de creadores autoritarios –déspotas por reconocidos– o de editores repentistas.

Ahora bien, vistos en su individualidad algunos cuentos destacan por el buen manejo en la representación de las tensiones entre padre e hijos (“La pantaleta”, “Una historia familiar” y el mencionado “Los discos de mi padre”); y el calco de voces homosexuales (de nuevo: “Los discos de mi padre” y “Una historia familiar”) y femeninas (“La pantaleta”).

Las técnicas de la ciencia-ficción se despliegan en “Astarté, C. A.”, “Afrodita, C. A.” y “Reflejo” (junto con “Betulio” –pintura de soledad y abandono– de los más débiles del tomo).

La violencia social queda fijada en “Las fotos de Popeye” y “El hombre de al lado”. “Flassss” nos recuerda la frivolidad nativa de cierta cultura pop.

Silva no desdeña, asimismo, la referencia al contexto político en brevísimas menciones a sucesos puntuales (“el paro del 2002 terminó de quebrar B. K. M.”, una pequeña compañía de fumigación, p. 88) o en ostensibles figuras: el ominoso “Maestro Técnico de Segunda Aguirre” de “Los discos de mi padre”.

Como suele ser natural en todo debut narrativo, hay escenas de relleno, explicaciones y pasajes inútiles: “Me pidió que me montara en su nave que estaba estacionada en uno de los reservados para ejecutivos. Me subí por el asiento del copiloto y él lo hizo por el del conductor” (p. 44). El dato pudiera parecer relevante; sin embargo, pronto descubrimos la caída: especificar dónde se sientan los personajes no aporta nada a la trama. Tampoco interesa saber que el puesto era “para ejecutivos”.

Sea lo que fuere, Afrodita C. A. y otras empresas fracasadas anuncia la salida de un narrador con recursos y perspicacia imaginativa, quien promete (y perdonen el lugar común) composiciones limpias y efectivas, como la que da título al grupo.